martes, 3 de noviembre de 2009

Idas y venidas.

Consideremos el mundo un entorno de transito en el que las personas van y vienen.
Consideremos que cada persona puede vivir donde más le guste, por similitud cultural, por identidad social o por facilidad laboral.
Ahora pensemos que ese que va o que viene puede ser cualquiera, de cualquier parte cuyo único rasgo característico es su localidad de nacimiento y todo el bagaje cultural diferente que eso conlleva.
Culturas, personas, ideas y creencias diversas, yendo y viniendo por todo el mundo y quedándose donde mejor se sienten. Viviendo donde más en armonía con su entorno se encuentran.
Olvidémonos de la piel, olvidémonos del idioma, olvidémonos de la religión y aceptemos todo ello como un rasgo más de diversidad, de enriquecimiento y de humanización.
Pensemos por un segundo que tanto el, tu, yo pueden ser ese viajero que llega a las puertas de una nueva vida, trayendo cosas nuevas y dispuesto a aprender otras tantas.
Olvidemos por un segundo los gentilicios y seamos felices viajando y recibiendo viajeros.
No nos engañemos, todos formamos parte de este trayecto.
De ida y vuelta...

4 comentarios:

  1. Este tema me toca de cerca, de veras creo que hay un buen tema de discusión aquí: ¿qué es más humano, reconocer la similitud o la diferencia en el otro?

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  2. Primera bola y ya me pones en un aprieto...
    Si nos ceñimos a la historia, es imposible que no lo haga, la sociedad moderna se construyo sobre principios de similitud. Sociedad moderna que, por supuesto, al evolucionar se convirtió en una amalgama de rasgos diferentes que le dio la forma actual.
    Es más fácil crear sociedades utilizando argumentos de unidad y similitud, pero considero que cuando la sociedad ya esta creada y ha madurado solo mejora cuando se completa con las diferencias propias de los viajeros...

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  3. A mi se me ocurre que la sociedad moderna creo los principios de similitud. Después de las revoluciones no se podían seguir manteniendo las clases, las jerarquías, el recuerdo de esa diferencia. Cuando hablamos de diferencia lo traducimos en un valor ético, pues claro está que en nuestra sociedad multivitaminada es total y chachipiruli que tu seas argentino y yo irlandesa. Como decía, creo que hemos creado un principio en el que no creemos (no quisiera excluirme del todo, falsa prudencia, ya sabes xD) pero que funciona a las mil maravillas como base de estado y sociedad. A microescala creo que lo que se ha trabajado es un individualismo despiadado a favor de la diferencia. Forja tu identidad, recuerda que los otros no son como tú, recuerda que no te importan.
    Y es que la pregunta tiene truco, ¿qué es lo más humano? dejarse influenciar hasta por las gotas de lluvia más finas.

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  4. Venga ya, la sociedad ni se entera ni se quiere enterar.

    Los manipulantes (a saber: políticos de ayer y de hoy, miembros del clero, presidentes de compañías telefónicas y gatos) juegan con la igualdad y la diferencia como les sale de las narices. Para lo que quieren somos todos iguales (por ejemplo, a todos nos roban por igual). Para lo que no, somos distintos (fuera extranjeros). Los valores de hoy en día no dicen que la diferencia sea buena o mala, al menos sin saber cuánto dinero tiene el que es diferente (recordemos esa famosa diferencia entre "inmigrantes" y "extranjeros").

    Humano es ver diferencias en aquellos que no conoces, inteligente es saber buscar las similitudes para darte cuenta que al final somos todos la misma mierda. Ver las diferencias en sí es un sano ejercicio de observación. Luego, además, hay que entenderlas y relativizarlas. Porque ver las diferencias y no entenderlas lleva al miedo, el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, y el odio lleva al Lado Oscuro.

    Y el Lado Oscuro, como todos sabemos, no mola.

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