martes, 17 de noviembre de 2009

Censur-arte

Los granadinos y residentes en Granada tenemos un nuevo motivo para enorgullecernos de la ciudad: La Normativa de Conveniencia... emmm.. perdón de Convivencia.
Este compendio de normas de civismo, con el que el Ayuntamiento nos obsequia, esconde, no tan sutilmente para quien se toma unos minutos en leerla, unos propósitos no tan "civicamente correctos"
La ordenanza nace con el objetivo de, y cito textualmente, "fomentar y garantizar la convivencia ciudadana en el espacio público de Granada" es decir, para mejorar las relaciones cívicas de, nosotros los ciudadanos.
Pues bien, más allá de esa declaración de intenciones tan políticamente correcta vemos como esta normativa bascula peligrosamente entre lo obvio y lo grotesco. Esta suerte de ensaladilla rusa legal juega la baza de esconder leyes represoras tras un colchón de normas de civismo elementales, asegurándose con ello, el tener argumentos positivos para defenderla. Además su redacción es tan ambigua y "universal" que no delimita de forma clara las atribuciones de cada articulo.
Es de justicia, pues, que desglosemos la normativa. Las características sui generis anteriormente citadas, nos llevan en un primer lugar a encontrarnos frente a una normativa que al pretender acaparar muchos ámbitos ciudadanos consigue esconder artículos deleznables detrás de regulaciones obvias y de sentido común. Con esta naturaleza ambivalente, lo que se consigue es justificaciones parciales para problemas concretos, es decir, que mediante un simple "La Normativa pretende regular el uso cívico de la calle;¿ no ve que en ella se recogen articulos que penalizan las conductas escatologicas en la ciudad o que persigue el la mala gestión de los residuos?" consigue eclipsar en un discurso el hecho de que además de lo anteriormente citado, lo que consigue es decapitar el arte callejero. Además, para volver a cubrirse las espaldas el señor Torres Hurtado (Alcaldísimo de Granada) supedita el ejercicio del arte en la calle a un permiso, cuya vía administrativa para conseguirlo aún no existe. Et Voilá!
Por otro lado la normativa prohíbe la mendicidad, pero no asegura elementos sociales para atajarla, por lo que nos encontramos con que se penaliza lo que no se puede solucionar. Esta norma no sirve para nada.
Prohibir y no educar es un sistema muy arraigado en la derecha política, derecha que no siempre responde a un partido, puesto que en este caso esta normativa fue aprobada con apoyo del PSOE, que cada día es menos socialista y que hace mucho dejó de ser obrero; sistema muy propio de la derecha, como decía, que nace de su naturaleza represora y poco pedagógica. Prohibición, que además, afecta a un tradicional vector de la difusión de la libertad, como es el arte, al que esta misma tendencia política siempre ha temido y que no considera imprescindible. Porque imprescindible en esta ciudad solo hay una cosa: La semana santa, por ende el cristianismo pueblerino y paleto, y por tanto anacrónico, conservador y rancio.
Larga Vida al Alcaldísimo!!!

Me gustaría pensar que hay muchísima gente que considera esta situación un atropello a las libertades fundamentales. El ataque que esto supone no solo a los artistas, sino a muchos colectivos indefensos a los que se engloba como incívicos en este trozo de papel mal nacido. Me gustaría pensar que de la misma manera que antaño se frenaron ataques frontales hacia los difusores de la cultura (Véase intento de cierre de Planta Baja o Tertulia) mediante la presión popular, también se podrá conseguir la retirada de este panfleto represor.
Torres Hurtado teme y odia a la cultura de la misma forma que lo hicieron aquellos reyes absolutistas a los que le gustaría parecerse. Torres Hurtado si, espero que Granada no.

Para más información:

Y para quien quiera sacar sus propias conclusiones:

1 comentario:

  1. Vaya cabreo que me he cogido. Prohibición, no educación. Qué bien, señores imbéciles que se hacen llamar políticos.

    El civismo no se legisla, se enseña. Qué envidia de pene tienen ustedes de los Alemanes, y qué paletos son que no son capaces ni de entender cómo lo hacen.

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