lunes, 14 de diciembre de 2009

Pirata

Acostumbrados como estamos a que tanto los medios de comunicación como el propio gobierno utilice el vocablo "pirata" para referirse al internauta medio, ha hecho que de forma velada olvidemos el verdadero significado del mismo. De esta forma inconscientemente reconocemos más a un usuario del Emule que a Francis Drake como miembros de esta profesión del latrocinio. En primera instancia, ésto me hace reflexionar sobre la peligrosidad que conlleva el pervertir los conceptos y los símbolos, alejándose de la evolución natural de los mismos y extrapolando, intencionadamente, su significado para dar carácter peyorativo (o baladí, según sea el caso) a actitudes que no gustan.
La realidad, en este caso, nos devuelve al uso normal de las palabras. Dada la coyuntura internacional en el continente africano nos hemos visto envueltos en una vorágine informativa en la que la palabra pirata recuperaba su significado pleno, y en la que la acción de los mismos no era perjudicial para los intereses de las grandes empresas de "difusión cultural", sino que ponía en peligro la vida de unos trabajadores inocentes.
Pues bien, cabe realizar una reflexión al respecto y sobretodo plantearnos los porqués de esta situación. África y Europa han tenido una relación tensa, desigual y hostil durante prácticamente toda su historia; África fue frontera del mundo islámico durante muchísimos siglos, parque temático de algunos reyes durante otros tantos y sobretodo cuerno de la abundancia del liberalismo económico, es decir, que el continente evolucionó de enemigo a cuerpo parasitado con el devenir de los tiempos.
El colonialismo europeo, sustentado por una dinámica bipolar, es decir, por el poderío militar y económico europeo y por el colaboracionismo de la élite regional corrompida por las mieles del sistema librecambista, fue motor funcional del Estado moderno occidental; y la desaparición y ruptura de la organización colonial dejó como herencia a los pobladores del continente una organización geográfica arbitraria, una organización agrícola basada en el monocultivo de productos demandados en el mercado que destruyó la tierra y sobre todo un caos político fruto de las tensiones generadas por la yuxtaposición de sistemas antagónicos; es sintomático, pero Occidente se empeña en exportar su modelo sociopolítico y éste no para de fracasar en todos los lugares donde se impone.
La conclusión de este legado histórico ha desarrollado de forma eficaz una masificación de la pobreza en los habitantes de estos países "reeducados" por Europa, una élite poderosa, enriquecida y corrompida y sobre todo un excelente mercado donde reciclar las armas que a la población europea hija del desarme les parecen eticamente repugnantes. No quisiera promover reflexiones apresuradas, pero si en algo se convirtió África, tras la muerte del Imperio otomano fue en la válvula de escape del sistema liberal, primero como principal exportador de "mano de obra barata", luego como productor y por último como receptor de productos a los que Europa le enseñó a depender y luego de los sobrantes inmorales de la Guerra Fría.
Toda esta argumentación viene a cuento de que hoy nos sorprendemos de que un barco pesquero español sea victima de la piratería en las costas de Somalía. Y es curioso que nos sorprenda cuando la dinámica de los hechos es perfectamente natural:
La élite gobernante que recibió el control de los países anteriormente "protegidos" firma un contrato de explotación con un país europeo; la explotación de los recursos naturales de un país, única fuente de riqueza según las normas de la económica mundial son por tanto expoliados; paralelamente Europa/Rusia se desprenden de sus excedentes armamentísticos y los colocan en el mercado africano, muy proclive a la compra de este material porque, quien le vende las herramientas para matar ha tenido el detalle de instigar alguna guerra civil; ahora juntemos una población empobrecida sin posibilidad de superación personal y económica, armas, una economía devastada y un barco desprotegido del devastador. El negocio está bastante claro.
A diferencia del pirata clásico, que trabajaba para las Coronas europeas, este pirata tercermundista trabaja para sí mismo, pero su objetivo es equiparable, es decir la adquisición de riquezas a costa de quien monopoliza los recursos.
Y mientras tanto, la opinión pública conservadora se lleva las manos a la cabeza y no tarda en promulgar la acción militar; no olvidemos que desde que los girondinos apoyaron la guerra contra Austria-Prusia en 1791 por motivos económicos, esta constante no ha cambiado; el líder conservador la defiende y la convierte en cuestión nacional y la base de su partido lo absorbe y lo ratifica porque en algún momento del discurso su identidad nacional se ha visto herida. "¿Cómo un país como España, faro moral de occidente, primerísima potencia mundial y heredero de pueblos guerreros va a permitir que unos negritos nos tomen el pelo? Valgame DIOS!"
Yo veo esto como una evolución natural de la política de buitres que Europa a desarrollado con el continente del sur; les cerramos las puertas, los expoliamos y nos escandalizamos porque reaccionan. Lo verdaderamente triste, no es ya toda la parafernalia circense que se crea en torno a la situación, sino que un conjunto de seres humanos, desesperados y desamparados se vean envueltos en una situación que les empuja a desarrollar comportamientos nocivos porque la tierra donde nacieron no cumple los requisitos que las reglas del juego imperantes establecen como nota de corte para sobrevivir. Y lo peor de todo, es que un estrato mismo de esa sociedad se esta enriqueciendo a costa de esta miseria en absoluta complicidad activa con el Mercado Mundial.

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