martes, 16 de febrero de 2010

Sobre el insulto facil y el show business o como vulgarizar la política

Vergüenza. Eso debería darnos al ver a esa serie de personajillos, que en un espectáculo circense situado en una carpa hemicircular, lanzan algarabías, se mueven critican y casi bailan en unos movimientos estudiados para llegar al máximo de personas posible. Estamos asistiendo poco a poco a un proceso de vulgarización total de lo que llamamos clase política. El famoso “Hijo de puta” de la no tan tonta Esperanza Aguirre nos muestra una vez más, una serie de cosa que ya sabiamos. Primeramente de las rupturas y fracturas de la derecha española, que se muestran en forma de insultos y puñaladas en la espalda entre compañeros, y del alto nivel intelectual en el que se encuentran los debates y las intervenciones de nuestros amigos los del circo.

Y es que es un circo. Primeramente asistimos a baños de masas mientras los payasos y malabaristas hacen su actuación, después vemos como nos iluminan con focos hasta dejarnos ciegos, y musica instrumental que nos agrada al oido, en un claro derroche de recursos del director de pista, mientras como una turba de lobotomizados, asombrados por el despliegue de medios, aplaudimos, con los ojos todavía turbados.

Y ese es el problema. El recurso continuo al insulto, a la mentira, a la acusación de la mentira ajena, ocultando vilmente la propia, y la presunción de culpabilidad que se muestran los unos a los otros. Añadiendo la voluntad expresa de vender un producto, entrando en dinamicas de competencia mercantil, con grandes campañas, grandes asesores de imagen, y grandes apoyos de lobbies económicos (si señores, aceptemos de una vez que las grandes figuras políticas nacionales no son más que titeres manejados por grupos de presión), nos encontramos ante una situación desesperanzadora. Una política vulgar, y no por ser cercana a la mayoría de la gente, si no por usar la mentira la difamación y la puñalada trapera para sobrevivir y mantenerse. ¿Y ante eso que respuesta hay? A mi no me importa, tengo mi coche, mi casa, y mis cubatas por la noche. Mi trabajo, ya no me importa tanto.

2 comentarios:

  1. La carrera por el poder se ha convertido en algo tan despreciable como el ejercicio del mismo. Y lo peor es que son los mismos protagonistas, de un lado y del otro.
    La inteligencia brilla por su ausencia, los medios se posicionan (Intereconomia da ganas de vomitar), y la gente en vez de reflexionar, parece que voto por reflejo.
    Entre la clase política y que el pueblo soberano se parece cada vez más a Carlos II, ya no se a donde iremos a parar.
    Espero que al monte no.

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  2. Pero lo de intereconomia, por ejemplo es una copia de los programas cristianos americanos. No ya vulgariza, si no que entra en una estrategia de idiotización, y una retorica muy clara del enemigo, la nación, y como debe ser esa nación (heteropatriarcal, cristiana, patriota, monarquica e "inconformista" con la derecha "acomplejada"

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